La vida es la más inteligente manifestación de la energía. Pasaron miles de millones de años para que los átomos se reunieran convenientemente, para formar las moléculas de proteínas y aminoácidos, para que estas a su vez dieran origen a la vida sobre la tierra.

Los seres vivos somos un gran conjunto de procesos energéticos organizados. Convertimos la energía química almacenada en los alimentos, en reacciones que propulsan los movimientos y transmiten nuestras instrucciones, decisiones y pensamientos a cada uno de los diferentes órganos del cuerpo.

La vida es una sola, desde las plantas que como panel solar capta la energía del sol, convirtiéndola en su alimento, para producir esos deliciosos frutos, que todos los demás seres, directa e indirectamente tomamos como alimento. Hasta los humanos, quienes les damos significado y explicación a los fenómenos naturales y en particular a la vida.

La vida evolucionó transformando el planeta de ser un montón de rocas y agua hasta el hoy vibrante verde y azul solo manchado por el concreto gris del hombre. Al comienzo solo eran seres unicelulares microscópicos, produciendo oxigeno y otros compuestos orgánicos. Procesos que posteriormente dan origen a las plantas y demás seres vivos multicelulares que pueblan el planeta.

La Tierra está llena de vida, a donde quiera que miramos encontramos una forma diferente de vida, que sin embargo, realizan procesos similares, como respiración, alimentación, reproducción e incluso expulsión de desechos no utilizados. En este gran laboratorio, nuestro planeta, unos seres vivos complementan a otros, realizado un formidable trabajo en equipo, perfectamente organizado y sincronizado. No somos la mejor especie, somos un gran conjunto, porque todos somos la vida, la Energía Vital del mundo.